25 de enero de 2012

De pequeña mis cuentos preferidos eran Cenicienta, en el que sólo hacía falta un hada madrina y perder un zapato de cristal para encontrar a tu principe y salir de la puta rutina de todos los días; también Blancanieves, en el que con un solo beso podías revivir después de haber sido envenenada; La bella durmiente, sí, aquel príncipe que salva a al princesa como en todos esos putos cuentos nos hacían creer. Ahora, siendo más mayor mis cuentos preferidos son otros..Caperucita roja, ya que se asemeja más a esta realidad tan dura en la que estamos envueltos, pues siempre existirá la niña inocente que se fía del primer chico, semejante al lobo, y digo semejante porque es igual.. se coloca una máscara de personalidad tan evidente que ni nos damos cuenta, que le hace creer a la chica cada una de sus palabras pero en este cuento también influye esa persona que te advierte, que tengas cuidado con el lobo y al final, cuando llega la hora de arrepentirse está el leñador, para ayudarte a salir del pozo.. Los 3 cerditos también, el que previene jamás tendrá que curar ninguna herida.. Es increíble cómo aún con estos cuentos que nos advierten de todo lo malo, siempre acabamos cometiendo errores y caemos tantísimas veces con la misma piedra.. Es cierto también que es tan verdadero que yo esté escribiendo esto en este mismo momento como el puto amor que siento por ti, que da igual cuántas veces me repitan estos cuentos para olvidarte porque siempre va a tener el mismo resultado, imposible. Qué ironía empezar escribiendo para intentar creerme que te odio y acabe con la idea de que a pesar de todo lo que me has hecho, tendrá que pasar aún un largo tiempo para olvidarme de ti y sentir odio. Enhorabuena, lobo, conseguiste engañar a esta Caperucita como te dio la gana y me hiciste ir por el camino erróneo hacia la casa de la felicidad. Me prometiste el cielo y no lograste ni una estrella para mi. Gracias por hacer de mi otra, gracias porque te debo desconfiar de todas las personas ahora, ya que contigo aprendí que hasta detrás de una oveja dócil y tranquila puede esconderse el mayor de sus enemigos, el peor de los lobos.

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