24 de noviembre de 2012

Cuando alguien desaparece de tu vida, puede que no vayas a volver a ver a esa persona nunca más, o si podrás decirle todas las cosas que te quedan, que te gustaría decirle, coges papel y lápiz y escribes una carta. Puede ser eterna o puede ser una palabra. Se la escribes a esa persona que se fue, pero no, no la mandas, la doblas y la acercas a una llama y la quemas. Se la lleva el viento y así el dolor no se te queda tan dentro.

Dicen que, si una pareja cierra un candado, lo deja atado al puente y luego tira la llave al agua, no habrá manera de que se vuelvan a separar.